TRANSFORMANDO LAS NORMAS DE GÉNERO A TRAVÉS DEL SISTEMA NACIONAL INTEGRADO DE CUIDADOS EN URUGUAY

Este trabajo estudia el impacto de los Centros SIEMPRE en las normas de género y la organización social del cuidado en Uruguay. Para ello, se combina un análisis cuantitativo basado en las encuestas de hogares disponibles con un análisis cualitativo que releva información a partir de entrevistas
en profundidad con actores sindicales y empresariales, equipos educativos y de gestión, y grupos focales con referentes familiares masculinos y femeninos de dos centros del interior del país, donde las normas de género están más marcadas.

Los Centros SIEMPRE son servicios de educación y cuidados que funcionan en el marco del Sistema Nacional de Cuidados de Uruguay. Tienen carácter interinstitucional y están destinados a la infancia y las familias, a partir de un acuerdo de corresponsabilidad entre el sector privado (empresas, sindicatos o centros educativos), la comunidad y el Estado. Su objetivo es promover el desarrollo integral de los niños y niñas y el ejercicio de sus derechos, al tiempo que se adaptan a la situación laboral y de estudio de las familias, ofreciendo atención de hasta 12 horas diarias. Sin embargo, los niños y niñas pueden permanecer un máximo de 8 horas.

El estudio indaga en qué medida los Centros SIEMPRE han contribuido a modificar las normas de género relativas a la división sexual del trabajo y la organización social del cuidado, asignada principalmente a las mujeres en Uruguay (INMUJERES e INE, 2022). Adicionalmente, se busca identificar los efectos que los centros han tenido sobre el reconocimiento, la redistribución y
la reducción del trabajo de cuidados, así como la manera en que estos cambios impactan en la autonomía de las mujeres.

El documento identifica cuatro hallazgos centrales. En primer lugar, los Centros SIEMPRE contribuyen efectivamente a reducir la distribución desigual del trabajo de cuidados en las mujeres y sus
familias al «desfamiliarizar» los cuidados. En segundo lugar, los centros contribuyen parcialmente
al reconocimiento del trabajo de cuidados, visibilizando la importancia de políticas públicas de corresponsabilidad, como los Centros SIEMPRE, en el bienestar de las familias. Además, al liberar tiempo, los centros generan impactos en materia de representación, promoviendo condiciones

más propicias para que las mujeres puedan involucrarse en esferas de participación colectiva. Sin embargo, esto no implica necesariamente que las mujeres tengan una mayor representación o un rol de liderazgo en espacios de toma de decisiones.

En tercer lugar, los centros no tienen impacto en la redistribución del cuidado al interior de las familias ni en el reconocimiento del trabajo no remunerado de cuidados que desarrollan mayormente las mujeres en los hogares, lo que se evidencia tanto en las encuestas analizadas como en las fuentes testimoniales. No obstante, es posible afirmar que la modalidad de estos centros, adaptada a las necesidades de doble ingreso de las familias, propicia algunos cambios en las prácticas cotidianas de crianza y cuidado, según lo reportan algunos relatos. Sería relevante valorar si dichos cambios en las prácticas propician también la transformación de las ideas o normas de género que sostienen la desigualdad, cuestión que no es abordada en este estudio.

Si bien desde la política pública existen algunas intervenciones clave en materia de corresponsabilidad de género, tales como el Proyecto Parentalidades Comprometidas con la Primera Infancia, es necesario profundizar los esfuerzos en esta línea. En efecto, al no contar con suficientes herramientas y acciones concretas que promuevan la corresponsabilidad de género en las familias, ni con capacitaciones específicas en estos temas para funcionarios, existe una tendencia a reforzar el rol de las mujeres como principales cuidadoras en el hogar. Un instrumento de política que busca incidir en este aspecto en los centros de cuidado infantil es el Sello Cuidando con Igualdad. No obstante, durante el último período de Gobierno (2020-2025), el programa no fue aplicado.

Si bien en general se reconoce la existencia de una norma que asigna por igual el trabajo de cuidados a hombres y mujeres, en la práctica son las mujeres (madres, pero también tías o abuelas) quienes, en gran medida, realizan —y a quienes se les asigna— el trabajo de cuidados (INMUJERES e INE, 2022).

Finalmente, los centros tienen impactos significativos en la autonomía de las mujeres. Al liberar tiempo de cuidados, los centros promueven su autonomía económica al incrementar su disponibilidad para la formación profesional o el trabajo remunerado, así como su autonomía para la toma de decisiones. Asimismo, al contar con mecanismos de actuación y mantener una relación cercana con las familias, los Centros SIEMPRE contribuyen a la detección y abordaje de situaciones de violencia, impactando en la autonomía física. Este es un hallazgo prometedor del componente cualitativo de este estudio.

No obstante, y pese a estos avances, aún existen barreras para la participación igualitaria de las mujeres en las diversas esferas económicas, sociales y políticas. En Uruguay, estas barreras no
se explican por la existencia de normas restrictivas de carácter legal, sino más bien por normas de género implícitas que continúan asignando a las mujeres un lugar preponderante en el cuidado y un rol secundario o subsidiario en los espacios de decisión y liderazgo.

Año: 2025
Autoras: Goyeneche, Lara, Pérez de Sierra, Villegas Plá.
Publicado por: ALIGN Programme – ODI Global

TRANSFORMANDO LAS NORMAS DE GÉNERO A TRAVÉS DEL SISTEMA NACIONAL INTEGRADO DE CUIDADOS EN URUGUAY