Acompañando las tendencias regionales, durante los 90 la participación de las mujeres en la fuerza laboral en Argentina creció de manera sostenida, impulsada por lo menos en parte por la caída del empleo de los hombres y los ingresos familiares. Entre 1991 y 2003, la tasa de actividad de las mujeres entre 15 y 65 años subió casi 10 puntos porcentuales. La tendencia fue inversa en el caso de los hombres, cuya actividad disminuyó 3 puntos en los mismos años. La tasa de desempleo femenina fue superior a la masculina durante todo este período, pero a partir de 2002 se revierte la tendencia, que se había mantenido durante dos décadas (Giacometti, 2005).

Numerosos estudios dan cuenta de los sesgos persistentes que caracterizan la participación de las mujeres en el mercado de trabajo: nivel de participación económica menor y segregada en determinado tipo de actividades, mayores dificultades para acceder a empleos formales, menor nivel de remuneraciones y menor acceso a la seguridad social, entre otros. Esta inserción laboral desfavorable, se asocia con los roles adscriptos a las mujeres por su condición de género en la esfera reproductiva, y también con el patrón de “hombre proveedor” que moldea y estructura todavía las relaciones laborales y sociales.

Las reformas estructurales de los 90 en Argentina incluyeron la privatización y la descentralización en jurisdicciones provinciales y municipales de servicios que estaban centralizados en el nivel nacional. ¿En qué medida las transformaciones derivaron en un deterioro en la cobertura de servicios de salud y educación por parte de organismos públicos? ¿Qué efectos tuvieron esas transformaciones sobre la segmentación de la oferta privada por nivel de ingresos de la población?. ¿Cuáles fueron los impactos a nivel de los hogares y en la distribución de trabajos por género?

En este informe, se analizan en primer término los impactos derivados de las reformas macroeconómicas en la provisión de servicios de cuidado provenientes tanto del sector público como del sector privado, destinados a la atención de los niños/as, de las personas mayores y discapacitadas, del mantenimiento del hogar, y las repercusiones de esos cambios en la esfera familiar. En segundo término, se analiza la información disponible sobre la distribución de las responsabilidades de cuidado dentro de la estructura familiar y entre varones y mujeres.