Las tramas del cuidado en la nueva Constitución

La presente publicación tiene por objetivo difundir los resultados del seminario internacional Las tramas del cuidado en la nueva Constitución, organizado por la plataforma Juntas en Acción y el Centro de Estudios de la Mujer (CEM) con el apoyo de la Unión Europea, el que fue realizado los días 29 de abril y 13 de mayo de 2021. En la primera sesión se abordó las bases conceptuales del cuidado, mientras que en la segunda se examinaron los procesos políticos e institucionales que han permitido la inclusión del derecho al cuidado en marcos jurídicos y legislativos, la implementación de políticas públicas y de sistemas de cuidados de carácter integral.

Este seminario fue convocado en un momento especialmente significativo para la sociedad chilena. El mismo año, una Convención Constitucional ha sido mandatada para elaborar una nueva Constitución que siente las bases para un nuevo pacto social en Chile, inclusivo, plural, igualitario, sustentable y duradero. Los y las constituyentes elegidos por la ciudadanía con criterios de paridad de género, participación de independientes, con escaños reservados para pueblos originarios y con cuotas para personas en situación de discapacidad permiten legitimar una representatividad amplia de la ciudadanía en el proceso.

En las últimas décadas, los contenidos y significados de las actividades de cuidado han sido intensa y extensamente debatidos, traspasando las fronteras disciplinarias como consecuencia del mayor conocimiento de estas actividades y de sus aportes a la reproducción y al bienestar social. Los avances conceptuales han sustentado nuevas investigaciones y se han enriquecido con estudios empíricos sobre las necesidades y políticas de cuidados en diversas sociedades.

Desde un punto de vista ideológico político, el tema de los cuidados ha tomado paulatinamente el centro del programa feminista y del debate constituyente en Chile, dando lugar a numerosos 06 encuentros y al enriquecimiento de las redes conformadas en torno a esta temática, algunas de alcance trasnacional. El concepto de cuidado ha devenido en un tema vinculante de diversas agendas transformadoras que han interactuado en el proceso constituyente, enlazando la centralidad que adquiere en la agenda feminista con el buen vivir de la agenda de los pueblos originarios y con la sustentabilidad planteada por los movimientos ambientalistas.

Estas consideraciones nos llevaron a invitar a connotadas investigadoras feministas: economistas, abogadas y sociólogas de larga trayectoria en el campo de los estudios del cuidado, quienes realizaron un sentido reconocimiento a Rosalba Todaro, fundadora del CEM, una de las precursoras de la economía feminista e inspiradora de muchas de las investigaciones y debates sobre el tema.

Además de contribuir significativamente a la elaboración de las bases conceptuales del cuidado, las investigadoras han dado seguimiento a los procesos de su inclusión y de los conceptos de trabajo doméstico en normas constitucionales que se han plasmado en políticas y programas. Asimismo, participaron en la elaboración de sistemas y políticas de cuidados integrales que proponen criterios de nueva gobernanza de carácter descentralizado y participativo, que permitan abordar las necesidades de atención de toda la población a lo largo de la vida. De acuerdo con sus planteamientos, estos sistemas se fundamentan en el derecho universal a ser cuidado, a cuidar y al autocuidado. De esta manera, al situarse entre el conocimiento académico y la acción política feminista, nuestras invitadas traspasan las fronteras que separan la producción de conocimiento y la práctica: esto da lugar a un conocimiento vivo en permanente contraste con las transformaciones sociales.

Lorena Fries, Presidenta Ejecutiva de Corporación Humanas, abre la primera sesión con un análisis de las dimensiones políticas, sociales y económicas de la crisis que atraviesa el país. Fries pone especial atención en los aportes de los movimientos feministas, los que se han consolidado como una de las salidas institucionales a la actual crisis política, social y sanitaria. Sostiene que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es un factor estructural de la desigualdad y responsable de la posición subordinada de las mujeres, junto con la persistencia de estereotipos de género que justifican la superioridad o inferioridad de las mujeres, la violencia y la falta de soberanía sobre los cuerpos y los planes de vida de las mujeres. Finalmente, se refiere a los recursos que las feministas pueden movilizar durante el proceso constituyente para contrarrestar la resistencia que opone la tradición constitucional al tratamiento de una agenda innovadora. La incorporación de los derechos de las mujeres como derechos humanos permite abrir la discusión al derecho al cuidado. También se puede apelar a la legislación comparada, que ha avanzado en su reconocimiento al incorporarlo como un principio y como un derecho derivado de otro derecho.

Desde sus disciplinas, las ponentes coinciden en que la inclusión de la perspectiva de los cuidados en sus estudios evidencia los límites de sus distintos paradigmas disciplinarios. Para Cristina Carrasco, el análisis de la situación del cuidado en el capitalismo neoliberal visibiliza las estrechas y excluyentes fronteras dentro de las cuales se define la economía dominante, reducida al mercado-producción, consumo y distribución. El trabajo remunerado hace invisible todos los trabajos adicionales que se realizan en una sociedad capitalista, básicamente aquellos relacionados con los cuidados dentro de los hogares. Plantea que la economía neoliberal excluye los dos pilares en los que se sustenta: los cuidados y los bienes de la naturaleza, de los que se apropia y expolia. Al mismo tiempo, la concepción económica vigente niega características fundamentales de los seres humanos referidas a su profunda vulnerabilidad e interdependencia. Corina Rodríguez coincide con los planteamientos de Cristina Carrasco. En su exposición, construye la genealogía de los contenidos atribuidos al concepto de cuidado, destacando la centralidad alcanzada por dicho concepto en el debate público y LAS TRAMAS DEL CUIDADO EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN 07 en las agendas feministas. Marca como hitos importantes el reconocimiento del trabajo no remunerado en la reproducción de la fuerza de trabajo, el reconocimiento de los tipos de trabajo que realizan las mujeres en el ámbito productivo y reproductivo —y los desafíos que impone su articulación—, y, finalmente, el reconocimiento del cuidado como una ocupación diferenciada del servicio doméstico. A lo largo del tiempo, el significado del cuidado se ha vuelto más abarcador y sistémico, avanzando hacia la formulación de un nuevo paradigma anclado en los nuevos conceptos de corresponsabilidad social, de nueva organización social de estos nuevos conceptos y en su reconocimiento como derecho universal.

Laura Pautassi resitúa el debate en el marco de los derechos humanos. El cuidado es conceptualizado como un derecho a cuidar, ser cuidado y al autocuidado. Es un derecho que cada persona puede ejercer a lo largo de la vida y enfatiza que no se deriva de ninguna contingencia ni de la condición o necesidad de quien lo reclama. Es un derecho humano interdependiente con otros campos del derecho: civiles, económicos y sociales. El reconocimiento y ejercicio del sujeto a cuidar y ser cuidado refleja procesos de empoderamiento y soberanía personal.
En la segunda sesión, del 13 de mayo, las ponentes analizan desde una perspectiva histórica programas y políticas públicas relacionadas con el cuidado en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Sus investigaciones reconstruyen los procesos de formulación e implementación de políticas y programas, identifican los obstáculos, pero también las oportunidades ofrecidas por lo entornos políticos e institucionales. Además, esclarecen los criterios utilizados para definir los actores e instituciones vinculados en actividades de cuidado, destacando la influencia que ello tiene en la constitución de sujetos con derecho a cuidar, ser cuidado y al autocuidado.

Alejandra Sepúlveda, Presidenta Ejecutiva de ComunidadMujer, inaugura la segunda sesión. Realiza un diagnóstico exhaustivo de las políticas y programas de cuidado en Chile, los que han mostrado sus límites en el contexto de la pandemia de Covid-19, evidenciando el impacto desproporcionado en las mujeres. Al mismo tiempo, propone sumar el cuidado como cuarto pilar de la protección social en Chile, y dentro de esa estrategia, una serie de medidas y políticas para valorar, redistribuir y aliviar la carga de las mujeres y el rol de las políticas públicas, relevando la urgencia de la reorganización social del cuidado en un contexto de reactivación económica.

Su ponencia se refiere particularmente a las necesidades y demandas de cuidado en la infancia y cómo estas deben tener una respuesta multisectorial, pueden equilibrar el derecho de las mujeres al trabajo con el de niños y niñas a ser cuidados y protegidos. Plantea las medidas que en el corto y mediano plazo se deben impulsar para que este no sea una carga exclusiva de las mujeres, con el impacto que eso tiene en su autonomía económica y proyectos de vida. En el marco del debate de la nueva Constitución, propone como uno de los principios a integrar para garantizar la igualdad de género, el de la corresponsabilidad social de los cuidados, al que concurra el Estado, el sector privado, la comunidad y los hogares, para su justa organización social y el logro de la igualdad de género. Asimismo, propone como deber del Estado, el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado como actividad productiva, que aporta al desarrollo y crecimiento del país.

Irma Arriagada compara diversos modelos de protección social que se sucedieron en Chile desde comienzo del siglo XX, configurados de acuerdo con los modelos político y económico imperantes en cada periodo. Pese a las diferencias en cuanto al papel del Estado y del mercado en la definición de los contenidos y alcance de la protección social, los modelos implementados ocultan el trabajo no remunerado de las mujeres y su participación en la satisfacción de las necesidades y el cuidado de las personas a lo largo de la vida. Estos sistemas presentan un carácter segmentado y desigual de acuerdo con el género y la clase social. Para la autora, los efectos de la pandemia hicieron más evidente la crisis de la organización social de los cuidados al mismo tiempo que evidenció el importante papel 08 de las mujeres en el combate al virus, mediante múltiples acciones. Este rol ha significado grandes costos para las mujeres, en particular para su autonomía y el avance hacia la igualdad. Las políticas y programas aprobados por el gobierno para enfrentar la crisis sanitaria y sus efectos en las mujeres —aunque importantes— son, de acuerdo con la ponente, igualmente fragmentados e insuficientes.

Con una mirada temporal, Nadya Araujo Guimarães analiza las oportunidades abiertas por la nueva Constitución «ciudadana» de 1988 durante el proceso de recuperación de la democracia. Con gran perspicacia y precisión, marca la distancia que media entre el reconocimiento de derechos y su cristalización en políticas y programas públicos. Esclarece las dificultades que se enfrentan para resolver conflictos en el ámbito de las políticas y el papel del aparato de justicia en la solución de ellos. Por otro lado, el hecho de que las políticas no tengan un carácter estatal y sean dependientes de los gobiernos de turno les resta continuidad. La autora da cuenta de las heterogeneidades urbanas y rurales en términos de las demandas y provisión de cuidados a la infancia y a las personas mayores. Finalmente, se detiene en un aspecto muy importante para continuar investigando: el papel de las políticas en la configuración de nuevas categorías de sujeto y en el reconocimiento de nuevas ocupaciones. En el caso de Brasil, la tercera edad y la infancia se transformaron en sujetos de derecho y el trabajo de cuidado en una nueva categoría ocupacional.

Corina Rodríguez coincide con las panelistas de su mesa en que la pandemia hizo visible la esencialidad de los cuidados en las sociedades. Sin embargo, agrega que las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia mantienen los sesgos maternalistas y no incluyen una perspectiva de género. El cambio de gobierno en Argentina generó una situación auspiciosa para el avance de la agenda de cuidados. La estrategia en este contexto engloba la participación de diversos actores a nivel nacional y federal, el acopio territorial y procesamiento de la información, campañas de difusión y sensibilización junto al fortalecimiento de las instituciones responsables, garantizándoles el acceso a recursos financieros y humanos, todo lo cual asegura la gobernanza del sistema. De esta manera, la estrategia avanza hacia un paradigma de corresponsabilidad social.

Soledad Salvador se refiere a la experiencia pionera del Sistema Nacional Integrado de Cuidados en el Uruguay. Este sistema fue el producto de una fecunda alianza entre la sociedad civil, agencias del sistema de las Naciones Unidas, la red Género y Familia, la academia y el movimiento feminista en el marco de dos gobiernos progresistas. La institucionalidad del sistema se logró mediante la creación de la Junta Nacional de Cuidados con una Secretaría Nacional de Cuidados y un Comité Consultivo de Cuidados. Esta junta define los grandes lineamientos del Sistema Nacional Integrado de Cuidados y aprueba el Plan Nacional de Cuidados. Aunque el sistema ha mostrado logros, depende todavía de la importancia que los distintos gobiernos otorguen al tema, ya que aún no llega a ser una política de Estado. Esto significa que, al cambiar la orientación política del gobierno, el sistema puede perder prioridad en la agenda gubernamental. Esta situación hace preciso reactivar el apoyo de la sociedad civil y de las redes de organizaciones feministas, integrantes de la academia y de organismos internacionales para mantener la política en el debate público e institucional y seguir profundizando la legitimidad alcanzada sobre el derecho a los cuidados.

En suma, las experiencias de variadas historias y contextos nacionales (países federados y países centralistas), de diversas estrategias, políticas y programas respecto del cuidado, muestran la importancia de la participación ciudadana y de los movimientos sociales para las orientaciones y la continuidad de la política, la necesidad de dar seguimiento a las normativas aprobadas y de contar con recursos financieros suficientes. Las autoras coinciden en la urgencia de avanzar en un nuevo diseño de la organización social de los cuidados basada en el paradigma de corresponsabilidad social que redistribuya en forma equilibrada las tareas entre el Estado, el mercado, las familias y las comunidades.

Año: 2021
Editoras: Irma Arriagada Acuña, Virginia Guzmán Barcos.
Publicado por: Juntas en Acción y Centro de Estudio de la Mujer.

Las tramas del cuidado en la nueva Constitución.